martes, 12 de enero de 2010

CHICAS REBELDES


Que yo sea una reconocida stripper o para que se me entienda fácilmente, una bailarina sumamente atrevida de torneados muslos, culo prieto, vientre liso y pechos perfectos, amén de otras virtudes que por pudor una señorita de bien debe mantener en secreto, no justifica que deba estar de acuerdo cien por cien con las últimas medidas de seguridad impuestas por las autoridades de algunos países en los aeropuertos, como es el caso de los famosos escáneres corporales en los que te desnudan por completo sin llegar a quitarte la ropa- no puede quedar nada oculto- para que unos policías- de casi segura, frustrada y monótona vida matrimonial- se diviertan a tu costa mirándote sin pudor por las pantallas de su jodido invento.


Aparte de una humillación lamentable supone una auténtica vulneración del derecho a la intimidad, pero ese nimio detalle no parece importarle una higa a los políticos que dictan semejantes barbaridades, sacrificando lo particular en beneficio de un supuesto interés general, si de lo que se trata es de plantar cara a la psicosis terrorista, que no sé si ellos mismos alientan para irnos recortando libertades.


Yo, que continuamente viajo de una ciudad a otra, actuando por las mejores salas de las capitales europeas o más allá del charco, voy a tener que cambiar de táctica y suprimir de un plumazo ,afortunadamente, el engorro en que se han convertido, por desgracia, los aeropuertos. Entre la nieve, la ventisca, los retrasos y las suspensiones y encima, los dichosos juguetitos, han acabado con mi limitada paciencia.

Pero la razón definitiva y concluyente es que una chica de mi talento y apetecibles curvas solo la contempla al natural y gozosamente quien le place y le da la real gana, previo pago o gratis si se tercia. Y no me hace ninguna gracia que algún salido me vea tal como Dios me trajo al mundo, ya sea por la silueta, en 3D o con más detalle, y eso si no se hace una copia para llevársela a su casa a saber con que oscuras intenciones.

Sin contar el problema añadido de las radiaciones que pueden ser nocivas para la salud. Y como no me apetece, pues se acabó. Se acabó viajar por estos anticuados medios. Es que en estas pésimas condiciones no voy ni a comprarme unas bragas o un bolso de Louis Vitton a las rebajas de Nueva York. Me queda mas cerca Ubrique, en la Sierra de Cádiz. A partir de ahora recurriré a uno de mis superpoderes, ¿ No os lo había dicho?

Tengo un as en la manga, bueno, cuando voy vestida. Me teletransportaré. Mi cuerpo es un bellezón, pero la mente lo es todo.




Del libro de relatos inédito “ Cuentos sin fin” de Casiano López.

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