martes, 26 de octubre de 2010

EL REGRESO

He dejado pasar el tiempo del verano- lánguido y decadente, caluroso y letal en su parálisis- para dejar en barbecho este blog que nació con ímpetu e ilusión y que no falló en su cita diaria lo mismo con el lector accidental que tropezaba por azar entre sus líneas ni tampoco con el amigo fiel que retorna a los lugares donde se halla a gusto, buscando el eco de una voz cálida, de unas palabras sentidas que una vez escritas no son de nadie, excepto del viento que las trae de aquí para allá.
He dejado transcurrir el tiempo, quizás demasiado o quizás, demasiado poco. No lo sé. En ese paréntesis han ocurrido un alud de sucesos de la más variada índole, que lentamente , al debilitarse, han ido dejando un espacio a los siguientes. Intensos o fugaces, como el buen vino, necesitan reposo, silencio y calma para consumar su proceso vital y poder calibrar la medida de su importancia.
Con los primeros nubarrones que ya se intuyen en lontananza, cargados de un cierto punto de lúcida melancolía, abro de nuevo este cajón donde guardo de todo, desde vulgares baratijas a joyas muy preciadas, mezcladas sin orden ni concierto, imitando en su caos calmo al deconcierto y azar que rigen nuestros días contados.


Pintura al óleo original de Jorge Gallego.