jueves, 4 de marzo de 2010

TRISTEZA


No sé qué da más frío. La sucesión interminable de temporales que arrecian fuera sin intención de acabar, o el vendaval que algunas veces, sin previo aviso se desata en el interior de uno y que no amaina, sino que crece y crece reduciéndolo todo a escombros. Una perfecta ruina donde la luz se refleja amortajada entre los charcos y las sombras.

No hay comentarios: