martes, 16 de marzo de 2010

MIGUEL DELIBES - DOY MI VIDA POR VIVIDA


El mejor homenaje que se puede hacer a la figura de Miguel Delibes, que hubiera cumplido 90 años en octubre si la inclemente Parca no hubiese mediado, inoportuna, es leer su obra. Zambullirse en sus textos, perderse en el dédalo intrincado de sus páginas. Desentrañar el misterio de la construcción exacta de su escritura, el andamiaje que sustenta la poética economía de sus palabras que narran la vida de unos personajes y unos paisajes que nunca han de morir pues en los libros, en la magia que desata el torbellino de las letras se cobijan sus almas eternas.


Miguel Delibes, como antes, Francisco Ayala ya no pertenecía a este mundo. Seguían aquí , unidos a los demás por un fino hilo, pero en realidad, su mente y su espíritu ya estaban en otro lado. Delibes, junto a su mujer Ángeles, de cuya pérdida nunca se recuperó y a la que necesitaba tanto o más que al aire que respiraba, no volvió a ser el mismo desde entonces, y aún menos, desde que el cáncer postrero lo dejó mustio, varado y sin inspiración.

Hombre sobrio, serio y austero, casi un calco del paisaje rural que retrató como nadie en sus novelas, en la naturaleza, en el amor, y en la literatura estableció los puntales básicos que le permitirían vivir de acuerdo a sus profundas convicciones cristianas y humanísticas. Creyente esperanzado en que un día no muy lejano, la palabra y el pensamiento de Cristo se harían presentes y vivos, acabando con las desigualdades y las injusticias que el mundo es incapaz de solucionar.

Miguel, pegado a la tierra, a la tierra has vuelto, dejando atrás un aluvión de ricas palabras, un semillero fecundo de sueños que el sol y la primavera arrancaran de los surcos con el vigor y la plenitud de la vida que nace empujada por una savia nueva que busca el mismo azul del cielo que tu pisas ahora, persiguiendo el rastro de un conejo veloz, o de una bandada de perdices a la fuga, presurosas.

Feliz de estar en el campo, feliz de reencontrarte con los ojos de Ángeles al fin.

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