Lo único que nos falta en Cádiz y provincia es que aparezca frente a la Bahía el peazo de iceberg desprendido de la Antártida , del tamaño de Luxemburgo, que como un diente flojo terminó por caerse hace dos semanas y que navega a la deriva buscando un objeto con el que colisionar. Pero no llegará hasta aquí por muchas razones. Entre ellas, la eficacia del gobierno andaluz que presume de varias modernizaciones aplicadas con contumacia a nuestra brillante autonomía y que nos hace ser la vanguardia del país en tantos aspectos que da pavor lo adelantado que vamos.
Por eso, si Cádiz anda colapsada por las lluvias y con significativas carreteras cortadas debe ser por la mala suerte del temporal que no aplaca, que no por la impecable gestión de los políticos encargados de prever estas banalidades que tanto joden al ciudadano de a pie que tiene que trasladarse , no por gusto, sino por necesidad. Una aclaración al menos:
El iceberg donde vamos encalomados lleva 30 años a la deriva y no lo derrite ni un asteroide del tamaño del sol que nos cayera, dios no lo quiera, para bien de ellos propiamente y de sus niños, que tienen que comer de algo.
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