Se avecina un verano caliente a la vuelta de la esquina que no va a tener relación inmediata con el clima, que apretará lo suyo en su momento y que nos hará sudar la gota gorda en cuanto esta borrasca ligera de cascos se disuelva con la misma facilidad con que el primer ministro español improvisa paquetes de medidas para reducir el déficit y frenar el gasto público.
Ya contra la pared, al final de la escapada, el leonés circunflejo no ha podido desoír los avisos ni las llamadas al orden de Obama ni de sus socios europeos, y presionado por el entorno inmediato no le ha quedado más opción que aplicar un poco de bisturí y de hierro candente al tumor que nos come presuroso.
A dolor y sin fórceps, debe reducir el déficit galopante en una cifra cercana a los 15.000 millones de euros de aquí al 2011. ¿ Y cómo pretende realizar semejante milagro el soberbio manirroto del Presidente? Pues de igual forma que la aplicada a los griegos. Cargando el doloroso ajuste a las miles de familias españolas ,en este caso, que llevan pasando el quinario justamente dos años, cuando el gobierno negaba la evidencia con fines electorales, mintiéndonos como bellacos.
La historia siempre se repite y la soga se rompe por el punto más débil . A ellos, qué coño les importa. Con casi 5 millones de parados y un déficit del 12% ahora le llega el turno de apretarse el cinturón a los funcionarios y a los pensionistas, que verán congelados sus sueldos los primeros, y las pensiones sin revalorizar, los segundos, amén de una batería de medidas de las que habrá que comprobar su eficacia.
Lógicamente, se rompió el amor entre el gobierno y los sindicatos. Ya no será posible la concertación social tan cacareada. A Méndez y a Toxo acaban de despertarlos bruscamente del limbo en que sesteaban, adormilados por el montante de las subvenciones recibidas. Ha llegado la hora de desenterrar el hacha de guerra porque la legislatura- hoy, en el día de San Pancracio, venerable santo a quien se encomienda el personal que busca trabajo- acaba de entrar en una fase desconocida y sin precedentes.
El Presidente, por lo demás, no ha querido prescindir de su corte de asesores , que se cuentan por centenares, ni suprimir gastos superfluos de carácter suntuario, ni poner orden en las miles de empresas públicas descontroladas , ni suprimir ministerios inútiles como el de Igualdad y demás departamentos puramente mediáticos por donde se va una sangría de millones espectaculares, que mantienen una pléyade de cargos que se diversifican en sub -cargos prescindibles y muy bien pagados.
Ahora que Zapatero ha escogido el bando donde situarse por fin, optando obligado por aplicar una medicina anti popular y de alto coste electoral, la diferencia de un punto y medio entre el PSOE y el PP, anunciada a bombo y platillo días atrás, no se la cree nadie, excepto los maquilladores de la misma.
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