miércoles, 19 de mayo de 2010

CUADERNO DE APUNTES: RAFAEL DURÁN



A Van Gogh le encantaba el amarillo. La fuerza, la pureza, la energía que irradia, derrochándose, derramándose en seminales espirales de luz infinita. A un expresionista de pura cepa como Rafael Durán ( San José del Valle, 1963), ubriqueño de adopción, en esta muestra  que acaba de exhibir en la Sala de Exposiciones municipal, se ve que también.



Porque el color amarillo, renegado por los toreros, es el denominador común de esta extensa colección que clausuró sus puertas recientemente y en las que el pintor, sin abandonar los derroteros por dónde camina su pintura, hace una parada para escudriñar con un detenimiento inusual la temática paisajística, a la que interpreta con una impronta muy personal, consiguiendo efectos de gran plasticidad apoyados en la libertad de los trazos gestuales con que ejecuta sus obras.


Por encima de las demás destaca una de gran formato de corte geométrico, con una gama de azules y violetas de selectos tonos, colocada en el lugar peor iluminado de la maltrecha Sala, que nadie se digna en dotar adecuadamente , argumentando el recurso manido y certero de la crisis . Y particularmente, una obra suelta y desenfada, inspirada en el personaje del genial sevillano Velázquez, que llama la atención por la gracia del trazo y la original composición. De colofón, una serie de témperas sobre papel alineadas a la entrada, a mano derecha, de excelente factura y acabado.


Una exposición que deja a las claras dos cosas que ya sabíamos: que Rafael Durán es un pintor constante y trabajador que sorprende para mejor en cada muestra. En mi opinión personal- que no sienta cátedra- esta serie de obras dentro de su maduro estilo se ha vuelto un punto más clásica por ese ejercicio de investigación en el género del paisaje. La segunda es que el artista ha dejado de ser una promesa de juventud para ser un activo con proyección que pide entrar con fuerza en el circuito expositivo allende Las Cumbres.


Y termino, el concepto de clásico no debe enfadar al pintor- genio y figura desde sus comienzos- pues la idea define a la perfección aquello que perdura, aquello que queda ajeno a los vaivenes volubles de la moda. No, no es mal asunto.

Fotografía de Miguel López Salas @















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