miércoles, 24 de febrero de 2010

EL BLOG DE LA MARI-3 DEL PREGÓN





Menos mal que el inestable tiempo concedió una tregua el sábado y aguantó lo suficiente para que la jornada festiva transcurriese con normalidad entre soles y nubes viajeras antes que el enésimo frente cargado de agua y viento aterrizara el domingo dejando caer a plomo un poquito menos del líquido elemento del que Noé debió ver desde su inmensa Arca en aquel tiempo remoto que narra el Génesis.
Y puesto que el clima acompañaba con sus tímidos rayitos , regalo del astro rey, allá que nos fuimos mi Pepe, los críos y yo a la Plaza del Ayuntamiento a escuchar ese “peazo” de Pregón con que JuanPan nos deleitó sin llegar nunca a cansarnos, dado lo cortito de su duración y lo bien que midió los tiempos.
Frente a aquel colorido auditorio de ubriqueños y ubriqueñas disfrazados que llenaban la Plaza , pululando emocionados de una punta a la otra, a la espera del pistoletazo de salida que diera por inaugurado el Carnaval 2010 , JuanPan, transformado en un enorme dedo alzado, que no el dedo malvado de Aznar, preparado para dar “ Zupe”, acompañado por su fiel tarro de pegamento, desgranó sus cuartillas con un tono jocoso a ratos, pero formal en el fondo.
Reivindicó la fiesta del Carnaval y su espíritu . Hizo mención de la importancia de las primeras Agrupaciones que fueron el germen de la fiesta hasta llegar a las actuales , de indudable calidad, sin olvidar a los carnavaleros que ya no están, pero que sí nos seguían desde el Cielo. Dio un toque de atención sobre la importancia del pueblo venido a menos por las circunstancias que sufrimos, y con gracia e ironía lanzó unos afilados dardos a los diferente partidos políticos que integran el Ayuntamiento, destapándoles el lado oscuro que no quieren ver y las posibles consecuencias de su gestión, que no alcanza el aprobado ni de lejos, mérito que se reparten entre todos.
En fin, que nosotros disfrutamos con su verbo florido , animados por la música de charanga y el bullicio de las masas desatadas en pos de un plato de chorizo de las 4 Esquinas y de las actuaciones y degustaciones previstas en la parte alta del pueblo. Y lo que no ha hecho nadie hasta la fecha, lo hizo el zalamero del Pregonero por el poder mágico de sus palabras. Resulta que a la puerta grande del Ayuntamiento no le pasa nada y que puede abrirse sin problemas como pudimos apreciar la multitud allí reunida.
En la fiesta de la libertad, se abrieron de par en par las juntas de las puertas de la Casa de Todos, que deberían, digo yo, seguir abiertas indefinidamente una vez producido el milagro, no vaya a ser que dentro de 14 meses escasos, tenga que abrirlas otro apuntándose un tanto que no le corresponde a nadie. Cosillas de la política, que dice mi Pepe, como el que no quiere la cosa.
Por mi parte, yo me lo pasé lo que se dice, bien , bien. Acompañado de mis niños, que iban tan bonitos con sus disfraces, tan arremataos y perfectos. Nosotros, creo, nos vestiremos para el desfile del sábado próximo, que promete ser tan apoteósico y espectacular como el del año pasado, si el tiempo, de nuevo, acompaña.
Pero si no, para que este frenesí carnavalero acabe correctamente, elevaremos una oración a nuestra Virgen, para que escampe unas horas y pueda procederse al rito del entierro de la Patacabra con el cachondeo y la dignidad que el asunto requiere, poniendo fin a este larguísimo Carnaval que cubre un mes entero de cabo a rabo para dar paso a continuación, a una florida primavera preñada de cielos azules y una luz increíble que se desparrama por los cerros calizos de la Sierra como un manantial inasible.
La cara triste del asunto son los 3.810 parados que hemos alcanzado en el mes de enero. Por ellos si que hay que rezar de verdad para que la cosa cambie, que se nos va mucho más de lo nos creemos en esta encrucijada fatal donde nos hayamos ahora.
Bueno, perdonadme este tonillo melancólico, que es que la lluvia me deja así, con el alma encogida y los ánimos por los suelos. Seguro que cuando salga el sol, veremos las cosas de otra forma. Seguro.
Ah, al Pregonero, que se cura de los excesos propios de estas jornadas paganas en su villa de recreo almeriense, sí, a nuestro querido Juan Pan, Felicidades, maestro por sus palabras, de tu incondicional seguidora, la Mari, que te quiere y te aprecia, después de mi Pepe y por este orden.

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