martes, 2 de febrero de 2010

EL APAGÓN


El mejor homenaje con que podemos agasajarnos en esta época tenebrosa y deprimente por la que estamos pasando, más que una apetitosa cena pantagruélica rebosante de manjares , más que una desatada noche de pasión y lujuria desenfrenada , más satisfactorio que cualquier placer que soñemos, anhelemos o añoremos, podría ser que dejemos de hablar diariamente de aquella caterva de personajes que viven atrincherados en la primera línea de la actualidad, que conocemos sobradamente por el papel de los medios y que desde su lejanos pedestales influyen y modifican nuestras vidas.


Por ejemplo, olvidarnos de los políticos y sus chapuzas; de los banqueros y sus basuras; de las televisiones y sus mercaderías; de los que influyen en la única vida que tenemos con sus dudosas decisiones. No darles ni un segundo de vidilla. Condenarlos al ostracismo, al silencio, al vacío, a la nada, a la transparencia, a la invisibilidad suprema.

Aplicarles un apagón de cojones, versión analógica o versión digital. Que se queden tan solos que tengan que hablarles al que ven el espejo, a su imagen devaluada. Se lo merecen , aunque no ocurrirá. Podemos empezar hoy mismo. Es una lucha desigual y desproporcionada. David contra Goliath. Propia de héroes o de anacoretas.

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