jueves, 4 de febrero de 2010

DESAYUNO SIN DIAMANTES



Buenos Días, América:


Antes de comenzar agradezco a The Family Fellowship, y al Padre Obama, perdón, quise decir, al Presidente, la invitación que me han cursado tan amablemente para asistir al Desayuno Nacional de Oración . Ya que Obama no quiere ir a la montaña, he tenido que venir yo, y puesto que el tiempo es un bien escaso dado lo apretado de nuestras agendas, no les robaré más del suyo, por lo que esta es mi plegaria. Hablaré en castellano ya que mi inglés no es lo que se dice, muy fluido. Bien, a lo que íbamos:

“ Líbranos Señor de los malos gobernantes. De aquellos que con la crisis sobrevolando miraron para otro lado y ahora no encuentran una salida para conducir a su tribu a un lugar seguro y a salvo. Líbranos de los prepotentes y los orgullosos que afirmaron que el 2009 y el año en curso serían el del pleno empleo y sin embargo vamos ya por los 4 millones de parados y subiendo. Líbranos de aquellos manirrotos que no han sabido prever el futuro y han disparado el déficit y la deuda pública gastando a manos llenas, asimilándonos a Grecia, de la que se apartan ahora como apestados. Líbranos Señor de …pero qué demonios, ¿ Quién me ha escrito el discurso? ¿ Aznar, el Financial Times, Almunia, la Comisión Europea?

Se detiene nervioso y rebusca entre los papeles. Perdón , distinguida concurrencia. Yo quería decir otra cosa:

“ Ilumínanos , Señor: Que todos nuestros esfuerzos converjan en pos de la paz, del diálogo y la tolerancia entre naciones. No toleremos ni un segundo más que ningún ciudadano del mundo pase hambre o sufra enfermedades. No permitamos que se explote al jornalero o al obrero pobre. A cada cual, lo suyo. A cada parado, un empleo, para que no pierdan la dignidad. Y tampoco , que nadie sufra persecución por ser diferente. En la casa del Señor todos caben. Demos pan y cobijo al que viene de fuera para enriquecernos mutuamente. Eliminemos las desigualdades entre hombres y mujeres, que en vez de desaparecer, parecen agigantarse. Que la Providencia y el Espíritu Santo despejen el espinoso horizonte que se nos presenta y la nave llegue un buen día a puerto. No nos abandones, Señor, y a mí, particularmente, que he conducido a mi país, España, al despeñadero en 6 años mal contados. Dame fuerzas, Señor, para no desfallecer, ahora que empiezo a flaquear. Concédeme la gracia del discernimiento que me falta, o abandóname a mi suerte.


Amén.


Por la expresión de sus caras-que no por los efectos del zumo de naranja- los había impresionado a todos,  cabizbajos y en trance, tal es el poder de la palabra.

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