miércoles, 7 de abril de 2010

Y LA NAVE VA



Aumenta el paro mes a mes- el octavo consecutivo- pero no passa nada. Los informativos y las cabeceras de los medios de comunicación abren con su buena dosis de carroña: el no va más, el caso Gurtel, que se lleva la palma por la complejidad de la trama y sus ramificaciones, pero que proporciona un precioso balón de oxígeno a un PSOE asfixiado y contra las cuerdas, aunque al PP le afecta de lleno en su línea de flotación cuando comenzaba a vislumbrarse como una seria alternativa frente a una izquierda inoperante y carente de ideas. De todos es sabido que al PSOE la suerte se le muestra propicia en los momentos claves, que es cuando se les aparece el santo. Tal que ahora.


Pero a nosotros, los ciudadanos, nos da pena y rabia que la corrupción esté tan plenamente instalada en España como si fuese la cosa más natural del mundo. Afecta a casi todos los partidos de forma regular, pero principalmente a los dos mayoritarios. No es precisamente el partido de izquierdas que gobierna desde hace 6 años esta piel de toro quien puede dar lecciones de honestidad y limpieza sobre el tema, aunque su labor sea meter el dedo en el ojo al grupo de la oposición a la menor oportunidad.

Puesto que tienen la responsabilidad de gobernar, deberían centrarse en solucionar la penosa situación en la que nos han metido de cabeza, y después, si acaso, mirar entre sus propias filas a ver que encuentran. No obstante, el que debe preocuparse seriamente es el Sr. R. que aspira a la Presidencia del Gobierno de España, si no fuerza la dimisión de su senador- tesorero, implicado hasta las cachas, y no ejecuta una purga interna de categoría con efectividad y presteza aplicando el bisturí de hierro sin miedo alguno.

Si no actúa con reflejos prontamente, quedará invalidado como alternativa fiable, y podrá decirse con justicia, que perdió su oportunidad de oro por no tener lo que hay que tener. Podrá decirse sin exagerar que la marea de mierda e inmundicia terminó por llevárselo por delante. Igual que a un tal González, que siempre se enteraba por los periódicos de los lamparones de corrupción que afectaban a su gobierno.

Resulta todo tan lamentable, tan triste que ni las virguerías de Messi logran distraernos de la visión de la denigrante cordada de próceres de diferentes especies y linajes, untados con dinero B, que desfilan ante nuestros perplejos ojos, una vez que se ha hecho la luz sobre los detalles de la apestosa trama dedicada en cuerpo y alma a medrar a toda costa, con turbios y sórdidos negocios podridos, hoy por hoy, una de las principales industrias españolas al alza.



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