La maravillosa Leyre Pajín, única en su género a la hora de acumular cargos, estupendamente remunerados a la sombra de un Zapatero decadente, ojeroso y oscuro, que nos conduce a velocidad de crucero al abismo y a la ruina inimitable bajo su autista mandato, que muy pocos podrán igualar ni aún queriendo, se dirigió ayer al Senado-foro territorial de dudosa utilidad, en esta España sometida a 17 mercenarias taifas, donde cada una saca tajada como puede- en varios idiomas cooficiales como el euskera, el catalán o el gallego, como si aquello fuese una ONU ibérica en miniatura, en un gesto sublime y reconfortante de pluralidad y concordia, que de nuevo colocó a nuestro maltratado país en la lista de las naciones con posibles, y no, en el pésimo lugar que ocupamos a nivel económico con vistas a calcar el modelo griego en unos meses.
Habló la políglota Leyre al fin a los respetables senadores de provincias que sesteaban en sus cómodos escaños, mecidos por el verbo voluble, sensual y acompasado de la señorita Pajín, maravillosa oradora dotada del don de lenguas. Se explayó con respeto la valenciana en su discurso a los próceres de la Babel Hispana, buscando apoyos entre la densa pandilla de paniaguados y zampabollos de distinto pelaje que disfrutan de un honorable cargo, para aprobar una ley que iguale en el futuro a las lenguas autonómicas con el castellano, dotándolas del mismo rango.
Una propuesta algo insólita, pero a la vez muy apropiada con la naturaleza de este país desnortado y gastoso que no ahorra un puto duro en gastos suntuarios o superfluos, y que terminará, ya lo veremos, colocando a una plantilla de traductores de las lenguas patrias a cargo del saqueado erario, con tal de que sus ilustres señorías comprendan el significado exacto de lo que se les dice, evitando así posibles equívocos y altercados entre los pequeños reinos que conforman la nación, cuando los muy malandrines bien podían entenderse perfectamente en la única lengua común.
Si esta no es una forma de crear empleo a lo grande, que venga por favor, un dios laico y progresista y que lo vea.
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