lunes, 19 de abril de 2010

EL ALCALDE TERMINAL

Tras diez años de entrega ejemplar a la muy indolente ciudad de Sevilla, cifra igual a la de su homólogo malagueño, con el que anda empatado en la plusmarca, el regidor de Sevilla ha decidido, tras pactar con el que le sopla el aliento en el cogote-un tal Viera- continuar atornillado al cargo de primer edil con categoría de florero hasta las próximas municipales.


Ninguneado por todos, por su socio minoritario de gobierno, IU, y por su propio partido que ya no le quiere, Alfredo pone su mejor sonrisa y entre viaje y viaje piensa agotar los amargos días que le restan antes de soltar la cuchara, tratando de sufrir lo menos posible, a la tensa espera de que la jerarquía socialista le busque un digno puesto- un cómodo retiro- que no han querido proporcionarle ahora por las razones que fuesen. Un carguete que no menoscabe su estatus y lo más importante, su nivel de ingresos, que son muy pocos los que en tiempos de crisis saben adaptarse a manejar menos pasta y bajar de nivel de vida, acostumbrados a ir tirando de troncos de cigalas y de tarjetas Visa.

Sin embargo, algo no cuadra en la cuenta. No se entiende demasiado bien esta extraña solución, que no parece tanto un castigo para este alcalde fantasmón y fotográfico, como un peligro para el PSOE que al mantenerlo en su puesto se la juega a una sola carta. Adolece el partido-empresa más votado de la provincia de Sevilla de una cierta falta de olfato. O por el contrario, se trata de una sibilina estrategia secreta la que se oculta tras esta maniobra, o es que el mismo PSOE desea que Zoido – ganador de los últimos comicios- los mande pronto al banquillo de la oposición.

Pero ¿ importa algo? Sevilla ya está de Feria. Con lluvia o sin lluvia, con un 20% de paro, con farolillos o sin farolillos- casi seguro lo segundo- Monteseirín clava lo que mejor sabe hacer: sonreir con copa o sin copa en mano. Una sonrisa vacía y falsa del que se sabe traicionado por los suyos. Ya lo dijo uno que de esto bien sabía una jartá: el enemigo está entre tus propias filas, entre los que te dan palmaditas en la espalda con una daga escondida en la manga de la otra mano.

Lo cierto es que para el Alcalde terminal de Sevilla no puede empezar la Feria en condiciones porque la Semana Santa-su particular Vía Crucis- todavía no ha terminado. Lo que han hecho sus queridos compañeros, en vez de bajarlo de la cruz, ha sido hundirle más los clavos para que resulte imposible liberarlo de la madera. Eso sí, a la sevillana manera.

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