viernes, 30 de abril de 2010

1 DE MAYO


Si mañana, 1 de mayo de 2010, al frente del Gobierno de España y de Andalucía, estuviese un partido de derechas, conservador hasta la raíz del último pelo, rancio, carca y fascista como acostumbra a tildarlo la izquierda burguesa y acomodada del PSOE, con el denodado desprecio con que castigan al principal partido de la oposición, aprovechando cualquier tribuna o púlpito que se tercie, las manifestaciones estudiantiles protagonizadas por Jon Manteca en 1987, destrozando el mobiliario urbano entre Alcalá y Gran Vía, en Madrid, que le hicieron famoso, iban a quedarse en un juego de parvulitos en comparación con la diabólica movida que los sindicatos prepararían a conciencia si el inquilino de la Moncloa fuese otro y no éste que ahora la ocupa indolentemente.



Con menudo e inolvidable fiestón agasajarían a un personaje de derechas que hubiese llevado a España a la hecatombe de casi 5 millones de parados, añadiendo a la cuenta los que trapichean con la economía sumergida. Tamaño costurón de un 20% de la población que no tiene más salida que los menguados subsidios- la sopa boba que les dan de cagalástima para que no se amotinen- proporcionaría a los sindicatos de clase la excusa justificadísima para organizar tal cirio que no se hallaría otro igual en los anales de la reciente historia de esta Iberia venida a menos en el sexenio más reciente.


EL pollo y la algarada que se montaría en las calles y capitales diversas quedaría registrada como la Madre de la madre- o sea la abuela- de todas las manifestaciones vistas hasta la fecha, con el objetivo de derrocar de una puta vez a un gobierno capaz de semejante proeza e incapaz de enderezar el torcido rumbo del país. Por desgracia no es así y las centrales sindicales se echarán a las calles mañana convocando mayormente a sus afiliados y liberados- dudo mucho que los dignos parados se vean representados por UGT y CCOO, vista la total ausencia de críticas a los gobiernos amigos socialistas- que les sueltan una pasta gansa para mantener calladas sus otroras vociferantes bocas, por medio de millonarias subvenciones fácilmente localizables.


Más cerca de la catástrofe que de la recuperación- los brotes se secan antes de nacer- el sindicalismo como oficio se vuelca en otros asuntos coyunturales y mediáticos y no mueve ni un dedo para defender los intereses de la infinita lista de daños colaterales, con nombre, apellidos y una familia detrás, que la crisis y la especulación financiera se han llevado por delante. Hasta tal punto llega la paranoia y la indiferencia, que nadie se echa las manos a la cabeza cuando Zapatero afirma por enésima vez que el paro ha tocado techo o Griñán, en el feudo andaluz, afirma que sí, que ahora sí que ve signos de recuperación en lontananza.


¿ Qué esperanzas podemos esperar de esta cuadrilla de políticos y asesores a sueldo que nos mienten por sistema y sin rubor, y de los sindicatos , con su ejército de liberados que sólo critican a los empresarios ? La respuesta es, ninguna. Que cada perro se lama su pijo. Aviados vamos.

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