" La vida puede ser maravillosa" ¿ Ya nos os acordáis del malogrado Andrés Montes ? ¿ No lo vais a echar de menos en el Mundial? Yo sí, por favor. Pero retomando la línea de mi pensamiento inicial. Pues sí, mira que es bonita cuando las cosas pintan bien. Entre tantas razones porque es inabarcable en su inmensidad y porque proporciona inagotables fuentes de sabiduría de las que sacar provecho para llegar a ser una buena persona. El Arte, por ejemplo: la pintura- ay los cuadros de mi Pepe Luís López- , las novelas, la poesía, el cine, la música. . O la faceta social y emotiva: la amistad, el amor, la familia, los hijos. Me faltaría tiempo para dedicarlo a lo que me gusta. Pero los días son cortos y no tienen más de 24 horas y no pueden estirarse como un chicle, que yo sepa, y además hay que darle un descanso al cuerpo, fiel compañero de batallas, que no es de goma y se resiente si se abusa en ocasiones, que se abusa, que sí, no me llevéis la contraria.
Y os lo confieso, yo, de natural optimista no estoy hecha para vivir en el fragor de una crisis de este calibre y envergadura- que recuerda bastante a lo que nos están metiendo, verga y dura- vaya con el juego de palabras. Que conste que no estaba preparado. Bueno, sigo: estoy cansada de la cantinela con que abren los informativos y las cabeceras de los rotativos, que si patatín , que si patatán. Ahora digo esto muy serio y unas horas después lo desmiento o rectifico. A la gente de a pie nos han frustrado los sueños la incompetencia de una casta de privilegiados y aficionadetes excesivamente bien remunerados, que para su suerte, la de ellos, estaban en el instante adecuado, en el sitio correcto, con los fulanos adecuados.
Con una conjunción estelar tan favorable hasta el más imbécil – hombre o mujer- medrará por fuerza, y es por eso que han florecido como setas esta legión de oportunistas y mediocres en la milenaria tierra que tomó su nombre por la enorme cantidad de conejos que la poblaban, o sea, España. Hoy en día, los conejos han cedido la primacía de su hábitat y su lugar preeminente a una legión de zorros taimados, espabilados y trepas que ya se ve adonde nos han llevado, apenas sin preparación los botarates y encima, ocupando puestos de relevancia que les desbordan por ambos lados. La realidad – no hay otra- me ha superado, luego entonces y a mi pesar.
Pero oídme. No estoy derrotada. Solo aturdida, transitoriamente noqueada. Sé que saldremos de esta, como en el pasado lo hicimos o en el futuro lo haríamos, si volviese a repetirse este drama, Dios no lo quiera. Sé , me lo dice un pálpito, el corazón no me engaña, que cuatro carajotes de cuidado ni pueden ni deben cambiar el signo, el destino, de la inmensa mayoría de la gente buena que somos. He dicho
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