miércoles, 4 de noviembre de 2009


¿ JALOGÜIN O HALLOWEEN?
Vampiros, momias, zombies, engendros, políticos corruptos, calabazas de muecas terribles iluminadas en la oscuridad, casas encantadas, cementerios, espíritus malignos, hogueras, truco o trato, dulce o susto, niños disfrazados llamando de puerta en puerta, pidiendo caramelos o calderilla.
Es la moda anglosajona que nos coloniza, filtrándose por cualquier resquicio; las provincias sometidas a la nueva Roma americana,- cuyo emperador va a cumplir un año en la cima del orbe- que poco a poco pierden sus señas de identidad diluidas en la aldea global.
Nuestros niños, adictos a la Play, a la Nintendo, a la Wii, a las series de dibujitos, a los canales americanos, parecen clones de los niños anglosajones, a los que copian costumbres y vestimentas. De lo nuestro, de lo propio, quedan restos. Perduran aún las visitas al cementerio, al que los infantes no suelen ir, acompañando a sus padres, porque los segundos los preservan de la idea de la muerte, a la que hemos convertido en invisible y aséptica, y que sin embargo, nos sigue a cada paso que damos, esperando paciente su momento.
Nos vamos muriendo lentamente, día a día, pero aceptamos el peaje, tratando de vivir con más intensidad. Ahora que se abre por estas fechas la puerta que comunica a los vivos con los muertos, la delgada línea se afina, estrechando el pasadizo que nos une. Los espíritus nos visitarán en breve. Cuando lleguen, estemos preparados para el encuentro.
La muerte, esa dama seductora que nos ronda…..

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya por delante que no me hace ninguna gracia la fiesta de Haloween, tanto la celebración en sí como los orígenes que tiene y que nos la estén implantando "por goteo". Pero siempre que voy a criticarla, me asalta la misma duda. ¿No ocurre lo mismo con muchas otras cosas, solo que llevan aquí tantos siglos que ya las consideramos nuestras? La navidad, por ejemplo. ¿Ha sido siempre nuestra? Nos la trajeron un día, quizá los propios romanos, y aunque sus orígenes son religiosos la celebramos casi todos, lo seamos o no. Quizá dentro de 1000 años, cuando la última moda india o china atraviese con fuerza nuestras fronteras, alguien se lamente por cómo se está echando a perder nuestro "Jalogüín", o como se escriba entonces.