miércoles, 11 de noviembre de 2009

PROPIEDADES DEL MATRIMONIO






Resulta curioso que el matrimonio sea un factor de estabilidad que proporciona saludables ventajas a la pareja y a los hijos, y que a la vez el número de divorcios se incremente cada año, aumentando su cifra un 300% como ha ocurrido en España entre los años 1999 y el 2008.

Paradojas de la vida, puede esgrimirse para tratar de explicar esa sorprendente dualidad. A lo que se ve , vivir juntos tiene más ventajas que hacerlo por separado, la prole sufrirá menos adversidades y hasta es posible que el rendimiento escolar sea más alto. Lo que nadie explica adecuadamente es cuál es la fórmula – si existe- para lograr esa armonía idílica a la que no parece afectarle el paso de los años, ni el desgaste de los días ni los desengaños- si los hubiere- que se van acumulando por el camino y que forman parte inevitable del juego del amor.

A la primera atracción sexual que da lugar a la pareja, poderosa e imantadora para los cónyuges , le sigue luego un período mesetario- más asentado- en la que los encuentros son esporádicos e irregulares, después del frenesí inicial y volcánico. Cuando por fin llegan los hijos, la caída del deseo puede marcar un antes y un después en la pareja, atareada como está en sacar adelante a los vástagos, sacrificando si es necesario las parcelas comunes. No es que el sexo lo sea todo- qué va- . Lo único es que es un buen desestresante, favorece la convivencia y estabiliza el amor. Ni más ni menos. Con la edad, ese elixir se va diluyendo y va quedando- también muy importante- el cariño y el afecto surgidos de una buena convivencia.

En tiempos procelosos como los que corren actualmente, desbocados, de crisis y recesiones, paro y depresiones, frustraciones y poca estima, según se confirma por centenares de estudios, el matrimonio puede ser un excelente islote que nos salve de la debacle que nos rodea. Los padres tendremos una mayor esperanza de vida y una menor posibilidad de sufrir algún tipo de trastorno mental, no sucumbiremos a la vía fácil del escape del alcohol y es posible que se reduzca la violencia doméstica.

Los que no gocen de esta burbuja protectora, las madres solteras o divorciadas, los separados o divorciados, estarán expuestos al peligro de una mayor mortalidad o un mayor índice de suicidios. Una perspectiva nada halagüeña , pues, para los que ya no viven emparejados. De todas formas habría que preguntar a este segmento de población cual es su opinión de estos vaticinios y si realmente se sienten tan mal solos que llegan a añorar a sus antiguas parejas, temiendo por su salud.

En fin, en el amor y en la guerra nunca se sabe. Qué decir entonces a los que piensan que el matrimonio es el primer paso hacia el divorcio, incapacitados para vivir diariamente uno junto al otro, superando los embates y dificultades de la vida y que al poco tiempo de casados, se despiertan cada mañana con un extraño en la cama.

¿ Por donde se escapó la felicidad?

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