jueves, 15 de octubre de 2009

LA LLAGA DE LA TIERRA


LA LLAGA DE LA TIERRA
En una España hundida en una profunda crisis económica, social, educativa y probablemente moral, donde flota en el aire que respiramos una profunda desazón y un obstinado pesimismo por el rumbo que han tomado las cosas que más nos afectan: las que conciernen al trabajo y al bolsillo. En este clima enrarecido, digo, va a producirse un acontecimiento de una magnitud considerable a nivel nacional e internacional, que obligará a desplazar los focos de atención al barranco de Víznar ( Granada), donde mañana , viernes 16 de octubre de 2009, se abrirá la fosa donde supuestamente reposan los restos de Federico García Lorca, para proceder al análisis e identificación de las personas que allí fueron asesinadas un 19 de agosto de 1936.
Son muchos y destacados los investigadores e historiadores que han esperado que llegara ese día, para tratar de desvelar un enigma que con el tiempo ha adquirido la categoría de mito o de expediente x. Cualquier resto que aparezca, desde una simple hebilla, o un fragmento de un zapato o cualquier otro material, obtendrá inmediatamente la categoría de tesoro. El más leve indicio que sea hallado en la oscura fosa común, ayudará a reconstruir los detalles de aquel fatídico paseo ordenado por un militar sin escrúpulos ni corazón, gracias a la denuncia de Ramón Ruíz Alonso, que fue a buscar al poeta a la casa de los Rosales, donde Federico creyó encontrarse a salvo.
Aquel error inconmensurable traería consecuencias irreparables. En vez de huir y poner tierra de por medio, Federico optó por quedarse tan cerca de las garras del lobo que éste, apercibido de su presencia no tardó, lo que se dice nada, en ir a por él, para consumar un drama como los que el mismo Lorca escribía.
Ahora sólo queda comprobar si la “ anomalía” detectada por los georadares, que revela que la fosa tenía capacidad para apilar como mínimo a 5 o 6 cuerpos,- lo que demuestra que era lo suficientemente grande para albergar a tantos-, se encuentran efectivamente los despojos del insigne poeta y los que le acompañaron aquella noche trágica, tan importantes a nivel humano como el escritor. También será necesario que los herederos de Lorca acepten al final su identificación, tal como desean los familiares del resto de los allí enterrados con sus deudos, si se llegase a buen puerto su propuesta de que se calificara como cementerio el lugar de los crímenes incluyendo el barranco de Víznar.
O puede, que al contrario, se confirme la hipótesis de la exhumación y que Federico no estuviese allí porque su cuerpo fue trasladado varios días después de su asesinato a otro lugar secreto donde estaría enterrado.
Se encuentren o no sus restos, no es justo que más de 100.000 asesinados por la represión franquista, duerman aún junto a las cunetas y en fosas comunes, sin recibir una digna sepultura y poder descansar en un lugar donde sus familiares y amigos puedan recordarlos con dignidad y con honor.
Es un tributo que les debemos para poder cerrar algún día las heridas sangrantes que manan sin cesar por la llaga herida de la tierra que los oculta, a pesar de los años transcurridos. Se lo debemos a Federico y hay que saldar la deuda.

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