SIN
RESPUESTAS
CASIANO
LÓPEZ PACHECO
Los
grandes mitos terminan muriendo como el resto de los mortales, que en ese
punto, la muerte no hace distingos y a todos iguala, por más que la vida
establezca diferencias. Así, lo mismo se muere la Dama de Hierro- Margaret
Tatcher- icono de la derecha de los 80, que también acaba sus días Sara
Montiel- diva sin par del celuloide- cuyos ojitos verdes como aceitunitas han
de comerse la tierra, o el genial erotómano Bigas Luna-inquieto duendecillo mediterráneo-
que el humanista de gran corazón y altura, José Luís San Pedro, último de los
grandes en caer, que los muertos anónimos que pasaron a mejor vida la pasada y
lluviosa Semana Santa.
Y
lo sabemos con certeza porque es una verdad irrefutable. Y es que lo que
desconocemos, queremos averiguarlo. Queremos saber tantas cosas y tan variadas,
que no paramos de indagar. Lo mismo queremos saber de qué murió Pablo Neruda-
el excelso poeta chileno y Premio Nobel- que es por eso que lo exhumamos.
También
nos gustaría saber porque a un miembro corrupto de la familia real se le ofrece
un puesto de técnico excelentemente remunerado en la selección de Qtar, en vez
de ingresar directamente en el talego. O por qué el Presidente del Gobierno se
encierra con 600 altos cargos de su partido para aleccionarlos y sin embargo,
es incapaz de comunicarse con la sociedad real para explicar sus promesas
incumplidas y la mierda que salpica a su formación, incluido a uno de sus
delfines, Feijoo, amigo viajero de narcotraficantes señalados.
Nos
queda tanto por saber que vivimos en la ignorancia más supina. Saber por qué a
las mujeres sí le importa en realidad el tamaño del instrumento,
encandilándolas según el último estudio que acaba de ver la luz y por qué se
nos había dicho lo contrario hasta ahora. También nos gustaría saber quién y
para qué se lleva nuestra pasta honradamente ganada esquilmando las agostadas arcas públicas.
O
averiguar quiénes son los cabrones que ordenan los desahucios- 116 diarios- o
por qué la justicia no es justicia; por qué el dinero no fluye como antes; por
qué los bancos provocaron la crisis y han salido los primeros de ella; por qué
tenemos casi 6 millones de parados; por qué nuestros jóvenes no se emplean aquí
en España; por qué Casillas ha sido postergado de la portería blanca; por qué
llueve tanto cuando antes no llovía así; por qué se siguen produciendo tantos
divorcios; por qué vivimos en crisis permanente.
No
quedarnos sin saber por qué el Málaga no ha pasado a semifinales de la
Champions en el último minuto. O por qué adoramos al dinero como principal
valor o por qué existen madres manipuladoras y padres maltratados o viceversa.
Por qué, casi siempre no nos toca ni el reintegro cuando jugamos. Por qué
votamos a gente que trabaja para el mantenimiento de un sistema inútil. Por qué
no derrocamos al capitalismo e instauramos otro modelo nuevo más humano. Por
qué no alcanzamos la felicidad si sabemos que primero parte de uno mismo. Por
qué nos emperramos en poseer cosas cuando se necesita tan poco para vivir bien.
Por qué nos perturba el escote sugerente de una damisela, el sabor de una
gratificante comida o el paladar frutal de un vino que te revive.
Saber,
queridos-as, por qué algunas personas experimentan un odio enconado hacia
nosotros sin explicación, o por qué surge la chispa del amor entre dos
desconocidos por las vastas avenidas de la Red. O saber, en definitiva para qué
sirve un recién nacido o por qué estamos vivos.
Poca
cosa , eh.
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