SOMBRAS
Y POCAS LUCES
PAPELES
AL VIENTO
CASIANO
LÓPEZ PACHECO
El best seller “ Sombras de Grey” sigue generando
polémica y adeptas después de su publicación y tras vender más de 20 millones
de ejemplares en todo el mundo. Por lo visto, la especial vinculación
sentimental que mantienen los protagonistas, incurre en una relación directa
con la violencia de género y el maltrato a las mujeres, a tenor de los
comentarios expresados por una sesuda y sensible responsable política del
organigrama andaluz.
En verdad, la trilogía describe la relación entre en
Ann Steele, estudiante de 21 años que cursa Literatura en la Universidad de
Washintong y un joven millonario, de nombre Christian Grey. Es posible que lo
que haya cautivado a millones de lectoras y resucitado el género erótico sean
las escenas explícitamente sexuales en las que se describen prácticas de alto
voltaje como el bondage/- disciplina; dominación- sumisión; sadismo-masoquismo,
exceptuando a una pareja muy lanzada que
decididos a comprobar lo leído terminarosn el asunto con la muerte de ella,
asfixiada y atada.
De ahí que las declaraciones de la Coordinadora del
Instituto Andaluz de la Mujer de Huelva, Rosario Ballester parezcan un poco
excesivas y fuera de contexto cuando se atreve a afirmar que leer a “ Grey es
el primer síntoma de maltrato a la mujer”, seguramente hablando de oídas porque
es muy posible que ni siquiera de haya dignado a leer el libro en cuestión.
Debe estar mu puesta la digna coordinadora que tiene
el don de vislumbrar que la lectura de este libro subido de tono, implica
directamente algún tipo de maltrato a las mujeres en general o a cualquiera en
particular. Suponemos y deducimos entonces que los miles de ejemplares vendidos
y adquiridos por tantas féminas implican que las compulsivas compradoras de
esta obra tan en boga, deben de padecer algún tipo de transtorno psíquico que raya en el masoquismo cuando se dejan
influir por este tipo de lecturas libidinosas y pecadoras que les hacen recaer
en un nmachismo peor que el los hombres ejercen tan a menudo con el único
objeto de fastidiar a las mujeres con las que conviven, aman y explotan.
Pero deducir que otro síntoma propio de la violencia
machista es el uso de “ taconazos” supera lo inimaginable y no sabemos aún con
claridad a qué se refiere en concreto con esta “ perla” cocida en su intelecto
de mujer liberada, sin complejos y políticamente asalariada a costa del erario
andaluz.
Vamos ya, dejémonos de tonterías y pamplinas de
verano. La violencia real contra la mujeres es un tema demasiado serio e
hiriente para frivolizar por la lectura de un libro. Es cierto totalmente que
hay cabrones a patadas que maltratan a diario a sus mujeres y llegando al punto
sin retorno de matarlas, tras años de vejaciones e insultos y llegados a este punto
parece que no hay una varita mágica para solucionar semejante lacra. No
obstante, también existen un buen puñado de gilipollas del género femenino que
se apuntan a cualquier carro para soltar perogrulladas de cualquier tipo sin
sentir el más mínimo sonrojo. Entre unos y otras anda el juego.
Lo que no hace daño de ninguna de las maneras es
ejercitar el acto de leer. Por favor, hagan el favor de leer y cuanto más,
mejor y puestos a opinar, si no saben qué decir, cojan el camino más sabio:
guarden silencio pero no digan sandeces.
Tengan un respeto por esas mujeres y algún que otro
hombre realmente maltratados que no disfrutan de la oportunidad de un micrófono
para expresar lo que sienten.
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