jueves, 20 de diciembre de 2012

LA NUEVA ERA



Si Usted cree firmemente que el Armagedón o el fin del mundo- que los mayas han fijado para el cercano 21 de diciembre, el día más corto del año, solsticio de invierno- va a ocurrir con toda certeza, debería entonces decidirse a hacer lo que nunca se atrevería a realizar en condiciones normales, por cobardía, dejadez o simplemente por falta de confianza en sí mismo.
Me permito recomendarle algunas sugerencias de un posible menú de iniciativas, por ejemplo:
Susúrrele con ternura a su pareja, compañero o amante eventual- si acaso es verdad- lo mucho que le quiere, y si su estado físico y mental lo permite, haga el amor de forma continuada- tómese algún descanso entre refriega y refriega- hasta que los niños de San Ildefonso comiencen a desgranar su larga letanía de números en busca del deseado Gordo de Navidad, con lo cual debería sentirse feliz por haber llegado con vida al día 22 y de que no se haya producido ningún apagón tecnológico que le impida sacar dinero del cajero. Con suerte,  puede que le toque hasta la pedrea. En caso contrario, alégrese del placer experimentado días atrás.
Siguiendo en la misma línea, dígale a sus padres y familiares con los que sienta más empatía, lo agradecido que les está por su apoyo incondicional en cada uno de los baches experimentados a lo largo de su vida y en mayor medida, a los padres por el hecho irrebatible de haberlo engendrado  y traído a este mundo, a veces ingrato, a veces feliz.
Igualmente haga lo mismo con sus amigos-as del alma, aunque estos no lleguen a sumar los dedos de una mano. Sí, con aquellos con los que tomó tantas copas, se divirtió en tantas fiestas y eventos de múltiple naturaleza, desde la infancia a  la adolescencia y la madurez de la que ahora goza y con los que, a pesar de los contratiempos pasados, nunca le fallaron, mostrándole su afecto y calor , arrimándole su hombro para que Ud pudiera echarse unas lagrimitas, indispensables para el desahogo.
Y ya puesto, no se detenga, si lo primero fueron felicitaciones, ahora llega el turno de los agravios. Para empezar, dele caña a este gobierno de tintes azulones tirando a cobalto, que un día, no tan lejano, votaron millones de ciudadanos creyendo que el desastre propiciado por el banquillo socialista tras 8 años de singladura iba a tener remedio. Perdida ya la ilusión como yo perdí a mi abuela, desahóguese lanzándole todas las lindezas que se le ocurran a este Presidente del Gobierno que fue tan locuaz en la oposición y al que el cambio de sillón y vivienda han terminado por volverle autista y mudo, incapaz de reconocer que sus promesas se las ha pasado por el forro en un tiempo digno del mejor corredor de la historia.
No se corte, pues. Una vez perdido el pudor, da igual. Cáguese-disculpen la expresión
como desfogue físico e incluso espiritual en toda esa caterva de banqueros y especuladores financieros que han contribuido con saña, de la mano de los políticos, a que Ud se haya empobrecido tan radicalmente, a base de recortes, tijeretazos y puñaladas traperas, recibidas a traición- como el mismo César a los pies de la estatua de Pompeyo- ya sea desde el gobierno central o el autonómico, teniendo que sufrir además la medicina extra de tener que oír como los muy cretinos se echan las culpas del desastre los unos a los otros, tomándonos por tontos del culo.
En resumen, para ir haciendo boca y a la espera de que con la Lotería ocurra lo mismo de siempre, siga este guión básico: haga el amor con obstinación, coma en compañía de sus padres y hermanos, copee con sus amigos sin llegar a perder la conciencia, siga insultando al gobierno- porca miseria- y ponga como un trapo al Jefe del Gabinete y a toda la bancada azul y extienda los improperios al feudo donde viva- nosotros, Andalucía- y después espere a ver si pasa un cometa o una bola de fuego. Y si no, respire hondo, cierre los ojos y evádase de este mundo unos instantes.
Cuando regrese, estará preparado para afrontar una nueva Era.

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