Qué frivolidad la de estos tiempos
errantes y desquiciados,
arrastrados por los cantos de sirenas
de ojos de miel y pechos desnudos.
De adoración al becerro de oro,
mayestático y ubicuo,
en un pedestal de dólares y sangre.
arremolinados en torno a la nada,
seducidos a la postre
con besos huecos, insípidos.
Miradas que no ven,
ropajes que no cubren la
desnudez del alma.
Del libro de poemas inédito “Los días deshabitados” de Casiano López.
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